El 2018 no fue un año bueno para los precios de los productos lácteos ofertados en la subastas mundiales de la leche, el producto más afectado fue la leche descremada en polvo, cayendo su precio muy por debajo de los 2,000 dólares la tonelada métrica ($/ton) alcanzando en la primera subasta del año, 1,669 $/ton, no logrando superar los 2,000 $/ton hasta el mes de mayo, aunque por poco margen. Durante todo el año, el precio rondó ligeramente por debajo o por arriba de los 2,000 $/ton. y no fue sino hasta la segunda subasta de diciembre en que logró alejarse de ese límite, alcanzando 2,042 $/ton. Los resultados de la primera subasta del 2019 indican un repunte, pero no sabremos si se reflejará en el precio pagado a los productores. El comportamiento de los precios de la leche descremada en polvo se explica porque, durante todo el año, la Unión Europea y Estados Unidos se deshicieron del la leche almacenada en sus bodegas, parte de estos lotes con fecha de caducidad próxima, de modo que no les quedó más remedio que subastarlos a precios de dumping. La prueba es el vigoroso repunte que ha tenido la leche descremada en polvo, de 18% combinando ambas subastas, en las dos primeras subastas de este año.
Algo similar ocurrió con la leche entera en polvo, cuyo precio rondó alrededor de los 3,000 $/ton hasta mediados del año, para no recuperarse en todo el resto del año, cerrando con un precio de 2,674 $/ton en la última subasta del año. La exportaciones de leche entera en polvo son un poco diferentes a las de la leche descremada en polvo, porque dependen básicamente de las compras de China y Rusia. La guerra comercial entre Estados Unidos y el país asiático tiene detenidas, gran parte las exportaciones. Por su parte, mientras Rusia no suspenda su boicot a las importaciones de la Unión Europea, muy probablemente continuarán habiendo excedentes de producción de leche entera en polvo europea. Mientras tanto, el precio empieza repuntar en las dos primeras subastas del 2019.
Los excedentes de leche en polvo, en sus dos formas, continuarán siendo una amenaza para los países importadores, como México y los países del norte de Sudamérica, lo que seguirá frenando el crecimiento de su industria lechera doméstica en el 2019.
El caso de la mantequilla es diferente, en la primera subasta del 2018, el precio de la mantequilla bajó a 4,501 $/ton, 500 dólares menos del límite de 5,000 dólares la tonelada. Gradualmente, la mantequilla se fue reponiendo, llegando a 5,581 $/ton en mayo, pero entonces experimentó una caída catastrófica, bajando hasta 3,637 $/ton en la segunda subasta de noviembre. Revisando el punto más alto de venta, a mediados del 2,017, de 6,000 $/ton esta caída representó una baja de más de 60%. En la última subasta del 2018, la mantequilla sólo llegó 3,928 $/ton. No obstante, se espera que la mantequilla sí tenga un repunte saludable en el 2019, como se ha dejado entrever en las dos primeras subastas del 2019, todo depende de cuánta leche descremada en polvo se produzca.
La explicación de esta tremenda baja de la mantequilla se explica porque a mediados de año, cuando no se agotaron las reservas que tenían la Unión Europea y Estados Unidos, empezaron ofertarla a precios de dumping. Falta ver si el repunte por las compras en la temporada de frío será suficiente para recuperar el precio y hacerlo llegar a los 6,000 dls/ton, como sucedió en el 2017.
Paradójicamente, el queso Cheddar siguió un patrón similar al de la mantequilla, empezando a venderse, en la primera subasta del 2018, en 3,317 $/ton y no alcanzando su máximo precio sino hasta el mes de mayo, cuando logró rebasar los 4,000 $/ton. Desde allí, el precio empezó a bajar, llegando a 3,184 $/ton en la penúltima subasta del 2018. En el caso del queso Cheddar hay augurios de un repunte. Esperamos que sea suficiente para que este producto regrese a los 4,000 $/ton. El caso es similar al de la mantequilla en que los países exportadores empezaron ofertar el queso a menor precio, pero no al extremo de la mantequilla. De cualquier forma el repunte observado en las dos primeras subastas del 2019 resulta promisorio. El queso es el producto que tiene el impacto más inmediato sobre el precio pagado a los productores, en este caso los queseros.
Como dijo alguna vez Nelson Rockefeller, cuando veo un problema, no veo un problema, sino una oportunidad. En este caso podemos aplicarlo a los países importadores de productos lácteos, como México y Colombia, por ejemplo.
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