Los becerros Holstein se han convertido en un contribuyente sólido para el mercado de carne norteamericano. De acuerdo con Tara Félix de la Universidad Estatal de Pensilvania, en 2011, el 5.5% del ganado sacrificado para carne pertenecía a la raza Holstein. En 2016, ese número se elevó al 20.4%.
En consideración a este número creciente de becerros lecheros criados para carne, Félix presentó lo que considera como “lo bueno, lo malo y lo feo” de los becerros Holstein, en su presentación durante un curso enfocado en la producción de carne.
Los pros
Un aspecto positivo señalado por Félix fue el temperamento más calmado de la raza Holstein, que facilita el trabajo con ellos. Además, una vez que los becerros pasan la etapa del destete, por lo general tienen menos problemas respiratorios en el corral, en comparación con becerros de carne que vienen de un entorno en pastoreo.
También alabó la uniformidad de la genética. “Lo que la uniformidad ofrece es un crecimiento muy predecible del animal”, dijo. Eso es distinto en los becerros de carne, que vienen con una variación muy amplia de cruzas, explicó.
Además, la selección genética que se ha utilizado para producción de leche, ha conducido, sin proponérselo, a un buen potencial de marmoleo. “Si se alimenta bien a los Holstein, el marmoleo es excepcionalmente bueno”, dijo Félix.
Los contras
Por otro lado, un desafío de criar becerros Holstein es que requieren más días de alimento. Desde que empezamos a alimentar estos becerros a partir de su nacimiento, en comparación con los de carne que permanecen con la madre por los primeros meses, los de leche pueden necesitar hasta 400 días o más de alimento, antes de estar listos para el mercado.
Otra razón por la que observamos más días de alimento, es porque un becerro Holstein tiene requerimientos energéticos más altos, entre un 15 y 20% superiores, en comparación con un becerro de carne, para mantener un crecimiento similar. “Eso es un desafío, porque nuestras metas están siempre en función de la economía de la eficiencia alimenticia”, compartió Félix.
Los becerros de leche también beben más agua, lo que equivale a mayor producción de estiércol y necesidad de material de cama. Eso también tiene impacto en los costos, señaló Félix.
También dijo que los Holstein comen de acuerdo a un patrón de comportamiento diferente. En lugar de estarse alimentando de forma continua, como los animales de carne, muestran una ingestión de alimento cíclica. En un corral de engorda, ajustado con una dieta alta en energía, podría haber más abscesos en el hígado y un riesgo mayor de acidosis.
Si bien el temperamento se clasifica como una característica positiva, Félix también lo consideró negativo, cuando se trata de mover al ganado en grupos. “No tienen una zona de escape porque han sido manejados todo el tiempo, y criados para un temperamento dócil”, señaló.
En cuanto al lado feo, Félix dijo que incluye los cambios en el precio que pueden experimentarse cuando se intenta vender becerros Holstein. Además, dijo que actualmente hay un desafío para cambiar la percepción que rodea a los becerros lecheros.
“Históricamente, hemos criado a los becerros Holstein como un producto adicional, y los tratamos así, en lugar de considerarlos proteína de alta calidad para consumo humano”, dijo. Esto podría incluir prácticas de manejo que retrasan el momento de la venta, creando una canal demasiado grande para la mayoría de las plantas procesadoras convencionales. “La meta es proporcional algo que la planta procesadora quiera comprar”, dijo.
Los becerros lecheros tienen un papel importante en la producción de carne. Félix dijo que la meta es llevar estos animales del punto A al B, tan eficientemente como sea posible, y eso comienza en el nacimiento.
“Ya no podemos considerar a estos animales como un producto adicional”, dijo. “Es necesario brindarles el mismo cuidado y atención que tendríamos con las becerras”.
PARA TENER LA INFORMACIÓN MÁS ACTUALIZADA, SUSCRIBETE A NUESTRO BOLETÍN, ES GRATIS