Boletín Hoard's Dairyman en español


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¿Volverse vegano salvará al planeta?

por Carla Wardin




“La mitad del 1% de todos los gases de invernadero son consecuencia de los alimentos de origen animal que producimos y consumimos en los Estados Unidos. Yo sé que, tanto el público como los medios, tienen más bien la idea de que lo que comemos tiene un impacto tremendo en el clima global, pero la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) tiene otra perspectiva”, dijo Frank Mithloehner, profesor y especialista en calidad del aire de la Universidad de California en Davis.

El dióxido de carbono, metano y el óxido nitroso tienen el potencial para causar el calentamiento global. Esos gases atrapan el calor y lo mantienen tibio, y no podríamos sobrevivir sin ellos, explicó Mithloehner en el seminario en línea “Alimentando al mundo sin estropear el planeta”, parte de las presentaciones Real Science patrocinadas por Balchem Animal Nutrition.

Estos gases pueden producir diferentes niveles de calentamiento, del mismo modo que beber la misma cantidad de soda, cerveza o vodka tiene un impacto diferente en cada persona. Los gases tienen diferentes potencias. Forman una capa sobre la atmósfera que mantiene el calor del sol cerca de la superficie terrestre.

“Pero en este momento la capa se está volviendo demasiado gruesa, y la pregunta es, ¿cómo podemos reducir estos gases de invernadero?”, dijo Mithloehner.

Más personas necesitan más comida

El impacto de los gases de invernadero recae tanto en la producción agrícola como animal.

“En este momento yo tengo 50 años. La población mundial es de 7.6 billones, cuando llegue a viejo seremos 9.5 billones, lo que significa que durante el tiempo que habré vivido, la población mundial se habrá triplicado. Pero los recursos naturales para alimentar al mundo no se habrán triplicado. Esto nos lleva a tomar decisiones importantes acerca de cómo producimos los alimentos.

Entre más eficiente sea el manejo de los recursos en el establo, menor será la huella de carbono. Los productores han conseguido esto haciendo cuatros cambios importantes.

“Hemos mejorado la reproducción, las prácticas veterinarias, la genética y la dieta. El sector lechero de Norteamérica es el que presenta la huella de carbono más baja dentro de su rubro, en todo el mundo. No la más alta, como algunos medios quieren hacernos creer. Tenemos números muy bajos de la cantidad de animales que se necesitan para producir la misma cantidad de leche”, dijo. “Hacemos mucho con poco, y eso es un logro verdaderamente admirable”.

Aviones versus comida

En cuanto al tema de si cambiar nuestros hábitos alimenticios tiene impacto sobre el cambio climático, el profesor comparó números – una persona comiendo vegano por un año ahorraría 0.72 toneladas de equivalentes de dióxido de carbono (CO2e). En comparación, un vuelo transatlántico emite 1.45 toneladas CO2e. Si todos en Estados Unidos dejaran de comer carne un día a la semana, los gases de invernadero se reducirían en 0.3%. Si todo el país se hiciera vegano, disminuirían en un 2.6%.

Sin embargo, advirtió, por cada vegano existen cinco ex veganos, de modo que realmente no cree que el veganismo sea una dieta que las personas mantienen durante mucho tiempo.


El área en que las personas pueden impactar de manera significativa el impacto de los gases de invernadero es en el desperdicio de la comida. Actualmente, el 40% de toda la comida que se produce en Estados Unidos acaba en un vertedero, y ese porcentaje es bastante similar tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo – incluso en África.

“Este porcentaje de desperdicio es cierto a nivel mundial, y creo que es un tema en el que podemos hacerlo mejor. Mucho mejor”, dijo Mithloehner.

La autora y su familia han operado un establo lechero cerca de St. Johns, Michigan, por seis generaciones.



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