La utilización de cultivos madrina o de cobertura, es como un juego de agronomía donde cada quien escoge su propia aventura. Muchas especies pueden funcionar para propósitos diversos y existen varias maneras de conseguir su establecimiento y rotarlos. El destino de esas aventuras es generalmente similar, aunque en todas se busca un mayor depósito de carbono y mejor salud en el suelo, menos erosión y reducir la pérdida de nitratos.
Matt Ruark, profesor extensionista de la Universidad de Wisconsin, explicó esos beneficios en un seminario en línea llamado Badger Crop Connect, señalando estudios de investigación, de meta análisis, que han respaldado cada punto. Y con aproximadamente medio millón de hectáreas de maíz cultivado para ensilado cada verano en su estado, la próxima cosecha proporciona espacio suficiente para capitalizar esas ventajas. “Es una oportunidad única tener medio millón de hectáreas de cultivos de cobertura”, dijo Ruark.
Aun así, los productores de leche podrían cuestionar el efecto de los cultivos de cobertura sobre la producción de la cosecha siguiente y, específicamente, cómo el nitrógeno, aplicado durante el otoño en forma de estiércol, se verá afectado por los cultivos de cobertura. Ruark y su equipo investigaron esta cuestión al comparar parcelas cultivadas con cebada de primavera y rye grass anual o perene, en comparación a otra parcela sin cultivo de cobertura. Recolectaron la biomasa del cultivo de cobertura presente en el suelo y evaluaron la composición del suelo, además del rendimiento de los granos al año siguiente.
Las aplicaciones de estiércol durante el otoño son una estrategia de manejo de nutrientes valiosa para los productores de leche, porque les permiten impulsar los nutrientes del suelo después de la cosecha y vaciar parte del estiércol almacenado. Sin embargo, en campos sin una cubierta de materia vegetal, el estiércol puede tener escurrimientos y perderse durante el invierno. Ruark explicó que su hipótesis consistió en que los cultivos de cobertura estarían tomando el nitrógeno del estiércol que, de otra forma, se perdería.
Sin embargo, no ocurrió exactamente así. Al utilizar rye grass, el cultivo barrió con el nitrógeno aplicado durante el otoño y el campo necesitó más nitrógeno en primavera. En una de las parcelas, también vieron una reducción significativa en la producción del año siguiente, sin embargo, sólo ese fue el peor de los casos. Hay generalmente un poco de pérdida en producción en el año siguiente al cultivo de cobertura, pero Ruark señaló que es muy impredecible.
Para tener más éxito, aconsejó terminar con los campos del cultivo de cobertura tan pronto como sea posible en primavera. También señaló que las recomendaciones para la aplicación de nitrógeno en primavera variarán, con base en el crecimiento de la biomasa del cultivo de cobertura.
El nitrógeno es el precio que se debe pagar por los beneficios de conservación del suelo para los sistemas de producción de cultivos lecheros. Eso no significa necesariamente que deban eliminarse los cultivos de cobertura. Todavía son una forma valiosa de retener el estiércol aplicado, en lugar de permitirle escurrirse y si los nutrientes de todas formas iban a perderse, no habrá en realidad una pérdida neta de nitrógeno.
No hay mucha información disponible para comprender qué tan común es la pérdida de estiércol con cultivos de cobertura. Se podría calcular que sucede la mitad de las veces.
Aconsejó controlar la cantidad de nitrógeno utilizada por los cultivos de cobertura limitando su biomasa. Una menor tasa de siembra proporciona un doble beneficio porque también disminuye los costos. Para una solución más efectiva en términos de costo-beneficio, Ruark recomendó sembrar entre 33.6 kg y 67.2 kg por hectárea, señalando que no han visto mejorar el crecimiento de biomasa después de 67.2 kg por hectárea.
Existen muchas decisiones que debe tomar cuando inicia la aventura con un cultivo de cobertura. Los beneficios y costos forman una parte importante de ellas. Aunque se perderá una parte del nitrógeno aplicado, conseguir su retención en la biomasa vegetal es una buena alternativa, particularmente si la biomasa también contribuye a mejorar las condiciones del suelo.
La autora es editora asociada de Hoard’s Dairyman.
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