Para Don Niles, el primer mejor día de su carrera como veterinario, fue cuando uno de sus clientes instaló trampas de sujeción. Esa simple herramienta hizo mucho más fáciles y seguras las revisiones del hato, tanto para él como para los empleados, comentó el médico en la reunión anual del Consejo de Reproducción de Ganado Lechero.
Y ahora describe sus “nuevos mejores días” cuando los establos dejan de utilizar las trampas.
“Son una gran tecnología, pero creo que ya la hemos superado”, dijo Niels, quien también es socio en dos establos de Wisconsin.
Durante la conferencia, Niles explicó que esos dos establos han estado utilizando collares de actividad en los últimos años y han reducido la inseminación artificial programada a tiempo fijo. Ese sistema también les ha permitido encontrar más pronto a las vacas enfermas. De esa forma, se ha reducido bastante la cantidad de tiempo que las vacas permanecen en las trampas, principalmente al eliminar el uso de crayón en el dorso de la base de la cola. Todavía usan el protocolo Ovsynch doble, pero los collares han reducido la necesidad de resincronización en un 80%
El monitoreo de actividad también sirve para encontrar a las vacas enfermas. Antes, debían sujetar a todas las recién paridas, y revisar a cada una, eso tomaba una hora diaria. Ahora, los collares hacen eso, y el equipo del establo se enfoca en vigilar a las vacas que han disparado alarmas en el sistema.
Tanto en las situaciones de reproducción como de salud, solamente las vacas que verdaderamente requieren atención son dirigidas a las trampas, mientras que otras vuelven del ordeño y se van a comer o descansar. Para las vacas sujetas, como el grupo es más pequeño, los empleados trabajan más fácilmente y terminan antes.
Los resultados de menos tiempo en la trampa son extraordinarios. Desde que cambiaron a los collares, la producción se ha elevado, y aunque no todo está relacionado con el tiempo de sujeción, ciertamente hay una relación. Cuando las vacas no están gastando energía en mantenerse de pie en la trampa, las demandas metabólicas y el desgaste de la suela se reducen. También hay menos interrupciones en el comportamiento normal de la vaca.
“Creemos que no entrampar a las vacas, ha tenido un efecto importante sobre sus niveles de leche, energía y fertilidad”, compartió Niles. Señaló específicamente el hecho de que no se aprietan unas contra otras, como cuando se entrampa al grupo entero. Es igual que con los humanos al elegir los asientos en el avión, la aglomeración no es la primera opción. Sin embargo, los establos no habían considerado eso. Tenemos vacas acostumbradas a hacer lo que nos funciona a nosotros, pero podría tener algunos efectos metabólicos para ellas.
Es difícil medir el tiempo de sujeción para cada vaca, de modo que los datos del grupo son la mejor fuente. Cuando las vacas están pasando demasiado tiempo en las trampas, Niles aconsejó considerar si los beneficios de lo que se está haciendo (a menudo un protocolo reproductivo), verdaderamente compensan la pérdida de leche, ocasionada por la reducción en el tiempo de alimentación y descanso.
Los monitores de actividad tal vez no sean viables o la opción correcta para todos los establos, y las trampas siguen siendo una herramienta útil para muchas tareas. Sin embargo, vale la pena evaluar cuánto tiempo pasan sus vacas paradas en las trampas, y si eso puede disminuirse para que tengan actividades más productivas.
La autora es editora asociada de Hoard’s Dairyman.
PARA TENER LA INFORMACIÓN MÁS ACTUALIZADA, SUSCRIBETE A NUESTRO BOLETÍN, ES GRATIS