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La eficiencia alimenticia comienza con las vaquillas

por Abby Bauer, editora de Hoard’s Dairyman


En los establos lecheros, a menudo, los esfuerzos realizados para mejorar la eficiencia alimenticia, giran en torno a las vacas en producción, pero otros grupos también forman parte importante de la ecuación, incluyendo las vaquillas de reemplazo.

“Creo que es una buena oportunidad, a veces inadvertida, para trabajar en la empresa de crianza”, dijo Mary Beth de Ondarza, propietaria de Paradox Nutrition, LLC. La doctora habló sobre las mejoras que pueden realizarse en la nutrición y manejo de vaquillas, durante un episodio del podcast de Hoard’s Dairyman en inglés “Herd it Here”.

En términos de eficiencia, de Ondarza dijo que las oportunidades están en reducir el número de días necesarios para criar a las vaquillas hasta el momento del parto y en la mejora de producción de leche en la primera lactancia. En su trabajo como asesora, ha observado que, en la mayoría de los establos bien manejados, el primer parto se presenta cuando las vaquillas alcanzan el 90% del peso corporal maduro y tienen 22 meses de edad. En su primera lactancia, esas vaquillas producen casi el 90% de la cantidad de leche producida por las vacas adultas. Para conseguir eso, de Ondarza señaló tres áreas principales.

La primera es conseguir que las becerras tengan un comienzo excelente. Eso incluye el manejo del calostro, cuidado atento en las primeras 24 horas de vida y suministro de niveles más altos de leche o sustituto de leche.

Segundo, los establos deben tener altas tasas de crecimiento postdestete. El periodo de destete es crítico para que las becerras continúen creciendo. La doctora ha visto muchos establos donde emplean un programa de alimentación acelerada con leche o sustituto de leche, pero las becerras tocan fondo después del destete. “No puede hacer eso”, dijo “Va a perder todo el dinero que invirtió en ellas.”

La mayor oportunidad de mejora está en las vaquillas de entre 2 y 8 meses de edad. “Tenemos la idea de que cuando ya crecieron y las destetamos, podemos ser tacaños y no hay que alimentarlas bien”, señaló, pero ese no es el caso.

Las becerras destetadas necesitan una ración bien balanceada que incluya aminoácidos. Las becerras antes del destete obtienen los aminoácidos necesarios de la leche, convirtiéndolos fácilmente en músculo y hueso. De forma similar, las vaquillas preñadas o próximas a la inseminación, pueden fácilmente convertir un montón de proteína microbiana en músculo y hueso. Sin embargo, las vaquillas más jóvenes todavía no llegan ahí. En términos de proteína, necesitan alimentarse como una vaca produciendo 45 kg de leche. Se puede incluir proteína de soya de sobrepaso, proteína animal y aminoácidos protegidos contra la degradación ruminal. Serán costos añadidos, pero las vaquillas responderán favorablemente, aseguró de Ondarza.

Enseguida se notará, cuando las mida y las observe en el corral. “Eso es la eficiencia: disminuir los días al primer parto y aumentar la producción cuando paren”, concluyó la especialista.


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