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¿Todavía se necesita un protocolo de fertilidad?

Por Paul Fricke. Universidad de Wisconsin


En el mes de febrero, tuve la oportunidad de ser conferencista durante una serie de reuniones organizadas por el equipo extensionista de la Universidad de Wisconsin llamadas “Reproduction Roadshow”. Un colega de la Universidad de Wisconsin y yo, viajamos 1,200 kilómetros en cinco días. La pasamos muy bien interactuando con los productores y veterinarios de la audiencia en las siete localidades visitadas durante esa semana. Incluso, visitamos el estadio Lambeau Field cuando estuvimos en Green Bay. ¡Viajar, empacar, viajar, sin parar!

Uno de mis aspectos favoritos del evento fue escuchar preguntas actuales sobre reproducción en ganado lechero. Una pregunta interesante que generó bastante discusión en la reunión en Green Bay, fue: ¿Cuál es la mejor estrategia para enrolar a las vacas en el primer servicio? Actualmente, muchos establos han invertido en tecnologías nuevas que mejoran la detección de actividad de estro, como los monitores de actividad ¿se debe continuar utilizando protocolos de fertilidad como el Ovsynch doble y la inseminación artificial programada a tiempo fijo para el primer servicio?

Mi respuesta a esta pregunta se basa en el supuesto de que la meta reproductiva del establo es conseguir la tasa de preñez más alta posible. Es una meta razonable, porque la tasa de preñez es uno de los principales parámetros para asegurar la rentabilidad del establo. Por lo tanto, mi respuesta fue que yo sí continuaría preparando a las vacas para el primer servicio mediante un protocolo reproductivo e inseminación artificial programada a tiempo fijo (IATF). Sin embargo, después del primer servicio, incorporaría el sistema de monitoreo de actividad, combinando ambas tecnologías. A continuación, explico las tres razones que ofrecí para respaldar esa respuesta.

Considere por qué las vacas quedan preñadas

Las primeras dos razones van juntas y tienen que ver con los dos principales parámetros que influyen sobre la tasa de preñez: la tasa a la que inseminamos a las vacas (tasa de inseminación) y la proporción de esas vacas que quedan preñadas (tasa de concepción). Se pueden mejorar ambos parámetros mediante la utilización de un protocolo de fertilidad e IATF en el primer servicio, impulsando la tasa de preñez. Eso no sucede cuando dependemos de la detección de estro para inseminar a las vacas.

Primero, el uso de un protocolo de fertilidad e inseminación artificial a tiempo fijo para el primer servicio, permite un control preciso del periodo voluntario de espera (PVE). En otras palabras, todas las vacas enroladas tienen la probabilidad de quedar preñadas en la primera semana posterior al término del PVE. Cuando depende de la actividad de estro, no todas las vacas estarán ciclando (las llamamos vacas anovulares) y no todas las vacas ciclando expresarán actividad de estro suficiente como para disparar las alertas del monitor de actividad. Con base en muchos estudios, utilizando monitores de actividad, se sabe que los productores podrían detectar solamente cerca del 70% de las vacas con incremento en actividad, limitando dramáticamente la tasa de preñez al limitar la tasa de inseminación.

Segundo, la utilización de un protocolo de fertilidad e IATF para el primer servicio, eleva la tasa de concepción, en comparación con la inseminación por incremento en actividad. Con base en un estudio que realizamos, comparando vacas con un protocolo e IATF versus inseminación artificial a partir de la detección de estro, se observó una tasa de concepción cerca de 10 puntos porcentuales más alta con la utilización de protocolo de fertilidad e IATF para el primer servicio con semen convencional. Por esa razón, me refiero al Ovsynch doble como un protocolo de fertilidad, en lugar de un protocolo de sincronización. El Ovsynch doble incrementa la fertilidad de las vacas lecheras altas productoras.

Finalmente, añadí que la utilización de un protocolo de fertilidad e IATF para el primer servicio, es una tecnología complementaria que optimiza el uso de semen sexado o de carne para inseminar vacas al primer servicio. Recientemente, publicamos un estudio en colaboración con un hato comercial Jersey de Wisconsin. Comparamos directamente la tasa de concepción de vacas Jersey enroladas al primer servicio mediante un protocolo de fertilidad o detección de estro, inseminadas con semen sexado o de carne. Las vacas enroladas en un protocolo de fertilidad tuvieron tasas de concepción de 6 y 8 porciento más altas para semen sexado y de carne, respectivamente, en comparación con las vacas inseminadas a la detección de estro.

Para resumir mi respuesta a la pregunta acerca de cómo enrolar a las vacas al primer servicio: Si su meta principal de reproducción es conseguir la tasa de preñez más alta posible, tiene sentido continuar con un protocolo de fertilidad e IATF para el primer servicio. Después del primer servicio, la detección de vacas abiertas que muestren nuevamente actividad de estro, utilizando un sistema de monitoreo de actividad, puede ser la estrategia adecuada para redirigir la tasa de preñez en el establo.


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