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Hablando de acidosis y abscesos,

por Katelyn Allen, editora asociada de Hoard’s Dairyman


Los abscesos en el hígado no son una novedad para los procesadores de carne. Sin embargo, recientemente, ha llamado la atención de los procesadores y productores, debido a la afluencia de animales cruzados carne sobre leche a la cadena de suministro. La condición es más común en las cruzas con leche, pero se está elevando también en el ganado únicamente de carne.

Según la Universidad Texas A&M, un 30% del ganado de carne presenta abscesos, mientras que en las cruzas de carne sobre leche se pueden encontrar entre un 50% y 60% de animales afectados, compartió Kendall Samuelson, profesora asociada en la universidad. La experta en nutrición y manejo de animales de engorda, explicó durante el seminario en línea de la Universidad Estatal de Oklahoma que los abscesos se califican con base en tres niveles de gravedad: A-, A y A+. Los más dañinos son A+ y podrían también estar adheridos al diafragma o incluso rotos.

Dependiendo de la gravedad en cada caso, un absceso hepático puede producir pérdidas valiosas en la falda de res y otras áreas circundantes. El descarte de producto le puede costar al procesador entre 4 y 239 dólares ($) por cabeza, según un estudio de 2024.

¿Cómo se desarrollan?

Además de la pérdida en ingresos y los desafíos en el procesado, los productores deben considerar que los abscesos hepáticos pueden reducir la ganancia diaria de peso y la eficiencia alimenticia. Entonces ¿qué se puede hacer para reducir el número de abscesos hepáticos?

Samuelson explicó que no hay una evidencia clara del origen de los abscesos hepáticos, pero generalmente se acepta que son más comunes en los animales padeciendo acidosis ruminal.

Una definición amplia de la acidosis es pH ruminal por debajo de 5.8. El ganado en engorda, normalmente experimenta fluctuaciones en el pH ruminal durante el día, pero cuando el pH bajo persiste durante un periodo largo, debido a la acumulación de ácidos grasos volátiles, puede perjudicar la pared ruminal y la población microbiana de las papilas. “Una vez que ocurre el daño, si es suficientemente grave como para prácticamente quemar la papila, esa papila nunca volverá a crecer”, dijo Samuelson.

Entonces, se formarán lesiones y consolidación. “Esto esencialmente ofrece una ventana lateral en el rumen para que las bacterias se escapen”, continuó Samuelson. Algunas de esas bacterias pueden colonizar el hígado, provocando la formación de abscesos en un intento del órgano por contener la infección. Samuelson señaló que Fusobacterium necrophorum es uno de los patógenos más preocupantes encontrado en los abscesos.

Cualquier cosa que afecte la ingestión de almidón de un animal dará como resultado una mayor producción de ácido en el rumen. El grupo de Samuelson llevó a cabo un estudio en cuatro grupos de animales en engorda, para ver si los abscesos eran causados por las dietas altas en almidón y/o las variaciones en el manejo del alimento.

La mitad de los animales recibió una dieta estándar de término de engorda con un 49.1% de almidón, mientras que otros recibieron un 64.4%. Esos dos grupos se dividieron nuevamente en dos, la mitad recibió el alimento de forma consistente y el otro se sometió a variaciones aleatorias de sobrealimentación, subalimentación y/o recibió el alimento cuatro horas más tarde del horario habitual.

Sorprendentemente, no hubo una diferencia estadística significativa en la proporción de animales con un absceso hepático entre los alimentados con regularidad o de forma errática. Sin embargo, sí hubo una diferencia significativa entre las dos clases de dieta. Un tercio de los animales con la dieta estándar desarrolló un absceso, pero el 55% de los animales con la dieta alta en almidón tuvo abscesos hepáticos. Es decir, casi el doble. Esto respalda la teoría de que los abscesos están relacionados con la acidosis, señaló Samuelson.

No obstante, advirtió que la salud ruminal podría no ser el único factor relacionado con los abscesos. En otro estudio, se observaron grupos de animales con abscesos hepáticos, pero menos daño en las papilas, así como animales con daño grave en el rumen, pero menos abscesos.

Probablemente, todavía nos falta saber más sobre los abscesos hepáticos. Sin embargo, la experta recomendó que los productores implementen estrategias para limitar la acidosis ruminal y el estrés en los animales. Los aditivos en el alimento son la herramienta principal para combatir los abscesos.


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