Solamente vuelva a preñarla. Ese es el nombre del juego. Los sistemas de monitoreo de actividad, utilizados en los primeros 60 días en leche, pueden servir como una ventana para asomarse al estado reproductivo de su hato.
“Nos toca a nosotros identificar y validar marcadores reproductivos fuertes”, dijo Stefan Borchardt, investigador alemán, durante un seminario mensual de la Universidad de Missouri, Dairy Science Digest. “Los datos de actividad dentro del periodo voluntario de espera son parte de ellos”, continuó.
Él y su equipo, investigaron la relación entre los datos de los monitores de actividad y la salud de la vaca en transición, para crear un “fenotipo digital” de las vacas que empiezan la lactancia.
Correlaciones con la concepción
El fenotipo digital ayudará a los encargados del establo a comprender mejor los cambios fisiológicos que ocurren en el hato para manejar mejor los corrales de vacas en transición. Eso incluye cetosis, inflamación, desarrollo folicular comprometido y producción de esteroides.
“Las vacas que nunca muestran signos de estro en los primeros 60 días, tienen los peores resultados en reproducción”, explicó Borchardt. En su base de datos, solamente el 20% de las vacas experimentaron anestro, permitiéndole encontrar los eventos de salud que inciden en la reproducción.
Las vacas con anestro fueron menos fértiles, y tuvieron 29 días abiertos más que las vacas con signos de estro. Los predictores más fuertes de una mala reproducción estuvieron relacionados con el útero: nacidos muertos, retención placentaria y metritis. A medida que aumentaba el número de problemas de salud, el porciento de ocurrencia de anestro también se elevaba: 23.4% con un evento, y 32.5% con dos o más eventos negativos de salud.
Manejo reproductivo enfocado
Identificar las vacas en anestro lo antes posible, permite ciclarlas nuevamente mediante estrategias de sincronización y así prevenir días improductivos.
Los datos de los sensores también pueden ayudar a manejar los costos, optimizando las decisiones de inseminación. Borchardt y su equipo descubrieron que cuando se utiliza semen sexado, es todavía más importante que haya una expresión oportuna del estro. La preñez con semen sexado se incrementó con cada estro manifestado antes de la inseminación: 42.5%, 50.9% y 55.4% para 0, 1 y 2 o más eventos registrados. En el futuro, los programas informáticos podrían crear un algoritmo que se utilice como herramienta para decidir las inseminaciones y manejar esas probabilidades.
Éxito a lo largo del tiempo
El análisis de datos y su revisión de forma persistente, le ayudará a monitorear el éxito a lo largo del tiempo. Borchardt describió el progreso de un hato en específico con el que trabajó durante varios años. “En 2012, tenían una tasa de preñez del 11%, ahora están de forma consistente entre 31% y 32% compartió. El manejo de la salud de las vacas en transición, junto con la información de los monitores de actividad, les ayudó a llegar hasta ahí. Los datos de los sensores cambiaron la mentalidad de los técnicos inseminadores.
Si bien es posible realizar pruebas mediante muestras de sangre y leche, o una palpación rectal completa con un escaneo de los ovarios, para obtener los datos necesarios sin los monitores de actividad, eso podría ser, en la práctica, más caro y lento. Lo bueno del sistema de sensores es que proporciona información en tiempo real sin molestar a la vaca y sin el costo o retraso del análisis.
Se puede encontrar el artículo completo de la investigación publicada en el Journal of Dairy Science:
https://bit.ly/3WcpQCy
La autora es especialista de la Universidad de Missouri
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