Los niveles de fósforo correctos en el alimento de vacas en transición, han sido un tema de discusión durante algún tiempo, porque nuestros estándares previos han cambiado debido a las nuevas investigaciones. Conforme progresa el manejo de los establos y la producción de leche hacia un modelo más sustentable, la presión se enfoca en reducir la cantidad de fósforo que entra al medio ambiente desde los animales. Al mismo tiempo, otro debate sobre el fósforo se enfoca en los requerimientos correctos necesarios para las vacas en transición y recién paridas.
Las investigaciones previas describen que cantidades incorrectas de fósforo en la ración de las vacas lecheras pueden significar un riesgo para la salud y productividad. Demasiado o demasiado poco de este mineral puede disminuir la ingestión de alimento y producción de leche, a la vez que las pone en riesgo de padecer el síndrome de vaca caída y hemoglobinuria post parto, dependiendo de la etapa de lactancia. Las recomendaciones estándar varían del 0.20% al 0.25% de fósforo en base a materia seca para vacas lecheras al final de la gestación, mientras que las raciones para el inicio del periodo seco deberían estar alrededor del 0.40% de fósforo en base a materia seca.
“El suministro excesivo de este mineral a veces es intencional, con el objetivo de prevenir o, por lo menos, mitigar un balance negativo de fósforo al comienzo de la lactancia. En Europa, las raciones para vacas en periodo seco a menudo contienen un 0.40% de fósforo en base a materia seca, o más, porque utilizan la canola como una fuente importante de proteína”, dijo Walter Grunberg, profesor en la Universidad Justus Liebig de Giessen, Alemania, durante la Conferencia de Nutrición Lechera de la Universidad de Cornell, llevada a cabo en Syracuse, Nueva York.
Las investigaciones recientes han demostrado que suministrar cantidades altas de fósforo durante el periodo seco aumenta el riesgo de enfermedades metabólicas en las vacas recién paridas. “Con base en los conocimientos actuales, el suministro excesivo de fósforo debe evitarse siempre que sea posible”, dijo el especialista. Ofrecer fósforo por debajo de la cantidad requerida durante el periodo seco, ha producido muchos beneficios como, por ejemplo, un balance positivo de calcio al comienzo de la lactancia. La movilización en el hueso se dispara por un balance negativo de fósforo, produciendo una liberación metabólica de calcio y fósforo. Esta investigación desafía las recomendaciones hechas anteriormente, que desaconsejaban la restricción de fósforo durante el periodo seco.
Aunque pudiera parecer simple, ajustar la ración y disminuir el nivel de fósforo durante el periodo seco podría ser relativamente complicado. “La formulación de raciones para vacas secas con un contenido de fósforo suficientemente bajo como para inducir un balance negativo, es, por lo menos, tan difícil como formular una ración para vacas secas con un contenido de calcio suficientemente bajo para inducir un balance negativo de calcio”, señaló Grunberg.
Aunque esta investigación ha demostrado resultados notables en cuanto a la restricción de niveles de fósforo durante el periodo seco, todavía deben hacerse más investigaciones. La intensidad máxima y duración del periodo de privación de fósforo, no está clara todavía. “Con base en nuestros conocimientos actuales, pareciera que una privación moderada de fósforo, que no llegue a las tres o cuatro semanas antes del parto, es inocuo, mientras que la deficiencia de fósforo al comienzo de la lactancia debe evitarse para prevenir los efectos negativos sobre salud y productividad”, explicó el profesor alemán.
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