Medir el cortisol en la sangre es siempre un desafío, porque el mismo proceso de recolectar la muestra puede aumentar los niveles de cortisol. El cortisol, a menudo llamado “la hormona del estrés”, aumenta cuando las personas o los animales experimentan estrés, dolor o incomodidad. En el Tecnológico de Virginia, realizamos un estudio durante el verano de 2024 en el que las vacas fueron sometidas a cuatro tratamientos diferentes: sin manejo (control negativo), inseminación artificial, incubación ruminal y sonda esofágica. Elegimos estas intervenciones porque tienen el potencial de estresar a los animales, especialmente el uso de la sonda, que esperábamos aumentara los niveles de cortisol.
Aunque nuestra hipótesis era que las concentraciones de cortisol en la sangre serían significativamente más altas después de estas intervenciones, en comparación con los momentos previos, encontramos dos resultados inesperados. Primero, los niveles de cortisol en sangre no estuvieron elevados a los 30 minutos después de las intervenciones. Sin embargo, es posible que esperar 30 minutos haya sido demasiado tiempo para detectar niveles elevados de cortisol, representando un defecto en el diseño de nuestro estudio. Era el tiempo empleado para otro estudio, pero en este caso puede no haber sido el adecuado.
En segundo lugar, las concentraciones de cortisol en sangre antes de las intervenciones, estaban dentro de un rango de bajo a normal. Esto nos hizo cuestionar la suposición inicial de que el simple acto de tomar una muestra de sangre aumentaba los niveles de cortisol. Se tomaron las muestras de sangre mientras las vacas comían de forma voluntaria y estaban sujetas en las trampas, ya sea después de alimentarse o de ordeñarse. El proceso de recolección de sangre duró menos de 15 segundos en la mayoría de los casos, lo que sugiere que no estresamos a las vacas. Este hallazgo desafía la creencia común de que los niveles de cortisol aumentan simplemente al insertar una aguja en un vaso sanguíneo.
Al revisar la literatura, encontramos un artículo en el Journal of Dairy Science afirmando que el manejo y la restricción de ganado lechero aumentaba rápidamente la concentración de cortisol en la sangre. Sin embargo, esta afirmación se basaba en estudios realizados con animales salvajes, como ciervos de cola blanca y búfalos. En el estudio con ciervos, la restricción de los animales duró entre cinco y diez minutos, un periodo mucho más largo y estresante que nuestro rápido proceso de toma de muestras de sangre en vacas lecheras. En el estudio con búfalos, los animales fueron restringidos en una manga, lo que también resulta ser más estresante que nuestro método de restringir a las vacas en trampas mientras comen.
Una observación interesante de nuestro estudio estuvo relacionada con el proceso de inseminación. Algunas vacas fueron inseminadas en el entorno familiar, dentro del corral de echaderos libres, mientras que otras fueron inseminadas en el carril de palpación fuera de sus echaderos, un ambiente menos familiar para las vacas. Las vacas inseminadas en el corral tuvieron niveles de cortisol más bajos, en comparación con las inseminadas en el carril de palpación, tanto antes como después de la inseminación. Esto sugiere que el entorno juega un papel significativo en los niveles de estrés, y se necesita más investigación para determinar si es el carril de palpación en sí mismo o el proceso de mover a las vacas hacia el carril lo que causa el estrés.
Existen muchos malentendidos sobre el estrés y el bienestar animal, incluso dentro de la comunidad científica. Nuestro equipo de investigación está comprometido a realizar estudios adicionales para comprender mejor cómo el manejo afecta el estrés y el bienestar en el ganado lechero. Esperamos proporcionar información útil para los productores de leche y los consumidores en un futuro cercano.
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