Tenemos un establo de echaderos libres con 750 vacas Holstein, tienen buena producción y salud. Sin embargo, en los últimos dos inviernos durante los meses de enero y febrero, hemos perdido varios animales de primera lactancia que presentaron síntomas parecidos. Estaban en diferentes etapas de lactancia, pero uno de los casos recientes ocurrió prácticamente al inicio.
Primero las observamos con temblores y dificultades para ir del corral a la sala de ordeño. Algunas tuvieron la cabeza ladeada y orejas caídas. Un par de animales también tenían los ojos inflamados y con dolor. Eventualmente, todas fueron incapaces de pararse y las tuvimos que sacrificar.
Intentamos un tratamiento con Polyflex y Banamine, pero no pareció ayudar mucho. ¿Qué puede estar pasando?
Nueva York. B.D.
Por lo que dice, parece muy probable que el problema sea listeriosis. Una posibilidad remota es que estos animales tuvieran infecciones graves de oído que se extendieron al cerebro, a través del cráneo.
Sería interesante saber si alguno de estos animales tenía un historial de infecciones en el oído. Estas infecciones tienden a ser crónicas y son difíciles de eliminar por completo, dejando a algunas vacas con cabezas ladeadas u orejas caídas en forma permanente. Pero por la edad y los signos que describe, así como la época en que los casos ocurrieron, son signos típicos de listeriosis.
La descripción clásica para esta enfermedad es que el microorganismo infeccioso (Listeria monocytogenes) viaja de la boca al cerebro a través de nervios específicos, probablemente entrando a las raíces dentales, cuando hay un cambio de dientes y se establece la dentadura permanente.
En el cerebro, Listeria causa meningitis y se forman microabscesos. El área del cerebro que se ve más afectada es la responsable de coordinar la marcha y el equilibrio, los temblores y la descripción común de la condición es la “enfermedad de los círculos”.
Los ojos inflamados y con dolor son probablemente una consecuencia de lesiones e infecciones secundarias en la córnea que resultan de la incapacidad del ganado para parpadear cuando sufren listeriosis.
Se cree que la infección con Listeria vía sanguínea (hematógena), se produce por la ingestión oral y la absorción a través del tracto gastrointestinal. Desde ahí entra en el torrente sanguíneo y viaja al cerebro.
El organismo sobrevive al frio, lo que explica en parte por qué vemos más esta enfermedad en los meses de invierno. También puede causar aborto y septicemia en becerras recién nacidas, pero son manifestaciones menos frecuentes.
El ensilado manejado inadecuadamente (contaminado con mucha tierra o fermentado incorrectamente y con un pH elevado) también se ha encontrado fuertemente vinculado a la aparición de infecciones con Listeria, así que cuando ocurre un brote, se debe examinar la calidad y fuente de cualquier forraje fermentado que se esté suministrando.
Ya que la infección llega al cerebro, es difícil tratarla con éxito. La mayoría de los casos avanzarán y las vacas mueren, como lo ha observado. Los antibióticos efectivos contra el microorganismo son penicilina y oxitetraciclina. Sin embargo, una vez que el animal se encuentra recumbente o cae espontáneamente al suelo y tiene dificultades para levantarse, el pronóstico no es bueno.
Un tratamiento agresivo con antibióticos, tan pronto como observe los primeros signos, puede ser la mejor forma de solucionarlo. También debe asegurar un ambiente favorable para evitar problemas si el animal llega a caer. Los cuidados adicionales (como el tratamiento de las infecciones oculares, el alimento palatable y la buena hidratación) también pueden contribuir a obtener buenos resultados.
El autor es profesor en la Universidad de Wisconsin.
PARA TENER LA INFORMACIÓN MÁS ACTUALIZADA, SUSCRIBETE A NUESTRO BOLETÍN, ES GRATIS