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Estimulando la producción de grasa

por Abby Bauer


La mayoría de las personas solamente piensan en la grasa de la leche cuando leen la etiqueta del envase. Para los productores de leche, los niveles de grasa y proteína de la leche son una meta a alcanzar, especialmente porque han incrementado su valor.

La grasa en la leche proviene de dos fuentes. Puede venir de la grasa presente en la dieta o reservas corporales, eso se considera grasa “preformada”. Otra grasa proviene de la síntesis en la ubre, y se le llama grasa “de novo” o “nueva”.

Durante el seminario en línea de Hoard’s Dairyman, Mike Hutjens, profesor emérito de la Universidad de Illinois, explicó varias formas en que el suministro de alimento y el manejo de los animales, pueden afectar la síntesis de ácidos grasos de novo. Empezó por compartir datos de un estudio del Instituto Miner que demostraron un efecto negativo sobre la síntesis de ácidos grasos de novo.

Los investigadores descubrieron que menos espacio por vaca en el comedero, específicamente menos de 46 cm por vaca, estaba relacionado con menos ácidos grasos de novo, así como una disminución en los valores de grasa y proteína de la leche. En esa misma línea, una densidad en los echaderos mayor a 110% (más de 1.1 vacas por echadero), también redujo la cantidad de ácidos grasos de novo, y de la proteína y la grasa en general. Esas limitaciones de espacio probablemente afectaron la disponibilidad de alimento e ingestión de materia seca.

Para maximizar la síntesis de ácidos grasos de novo, Hutjens ofreció unos cuantos consejos durante el seminario en línea. Uno es suministrar más fibra digestible. “Sabemos que, si ofrecemos fibra digestible, habrá una mayor formación de precursores para la síntesis de novo”, explicó.

Después, deben suministrarse niveles óptimos de almidón. “El almidón estimula el crecimiento microbiano, no hay dudas en eso, pero se debe evitar la acidosis ruminal subaguda (ARSA), porque esa disminución en el pH obstaculizará la producción de ácidos grasos volátiles”, compartió.

Cuando se suministran ácidos grasos no saturados (RUFA), debe ser en una proporción por debajo del 3% de la ración, dijo Hutjens. Los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) deben estar por debajo del 2%.

Una mayor cantidad de fibra físicamente efectiva en la ración es otra forma de maximizar la síntesis de ácidos grasos de novo, vigilando que se mantenga la ingestión de materia seca.

Una nota sobre el frijol soya

Hutjens describió algunas fuentes de grasa que pueden añadirse a la ración de vacas lecheras. La mayoría de los ingredientes tienen cierto nivel de aceites, representando entre 2% a 3% de la ración. Los nutricionistas podrían recomendar otro 2% a 3% de grasa en la dieta. Eso puede venir de aceites de semillas, grasas animales, o grasas deshidratadas de sobrepaso ruminal.

En cuanto al frijol soya como fuente de grasa, Hutjens dijo que si es crudo debe molerse y limitarse a no más de 900 gramos por vaca por día. El frijol soya tostado debe partirse en cuatro u ocho partes, para asegurar un tostado óptimo. Con ese procesado, se pueden ofrecer hasta 1.8 kg por vaca por día de frijol soya tostado. La soya extruida (prensada) debe limitarse a 900 gramos por vaca por día, debido a la cantidad de aceite libre disponible cuando se utiliza en la ración.

El seminario en inglés puede escucharse aquí::
https://bit.ly/3nGwdRs

La autora es editora asociada senior de Hoard’s Dairyman


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