Nadie tiene una bola de cristal, pero los productores de leche han adoptado las pruebas genómicas porque proporcionan buena información sobre la vida productiva del animal. A partir de ahí, los establos pueden decidir cuáles animales serán más valiosos para el hato, y tomar decisiones que aumenten la rentabilidad en general.
Recientemente, algunos investigadores de la Universidad de Purdue, analizaron si hay más formas de estimar la productividad futura de una becerra, principalmente, evaluando las medidas que ya se tienen en los establos. De un establo de 5,000 vacas, estudiaron los registros del programa de manejo, los ocho alimentadores automáticos, los dispositivos para medir temperatura y humedad, así como las predicciones genómicas, para ver si algún factor en las primeras etapas podía utilizarse para predecir el desempeño futuro.
Hubo varios factores medibles, en los primeros 60 días de vida, que mostraron correlación con el peso corporal futuro, según explicó Jackie Boerman durante la reunión anual del Consejo de Reproducción de Ganado Lechero. No sorprendió que las becerras con mayor peso al nacimiento, bebieron más leche y, eventualmente, se convirtieron en vacas más grandes. Boerman señaló que eso podría no reportar tantos beneficios como se piensa. Algunas becerras estaban bebiendo más de 20 litros de leche diarios, eso podría representar más costo que beneficio.
Las becerras que eran más pequeñas, bebieron leche más lento y consumieron menos, también se inhibió su crecimiento. Eso también sucedió con los animales que presentaron enfermedad respiratoria, el profesor lo describió como un efecto probable de la consolidación pulmonar, que no permitió recuperar totalmente la capacidad de beber leche. Un descubrimiento en el estudio fue que las becerras producto de vacas de primera lactancia, bebieron menos leche, independientemente de su peso al nacer.
Esos animales se convirtieron más tarde en vaquillas un poco más eficientes. Si bien bebieron menos, también tuvieron su primer parto antes, y alcanzaron a sus compañeras de hato en su tamaño corporal.
Aunque el peso corporal juega un papel importante en la capacidad de producción, la reproducción también es un factor clave. La enfermedad respiratoria fue lo que más afectó sus probabilidades de quedar preñadas más adelante. Las becerras que no recibieron tratamiento, tuvieron solamente un 19% de probabilidades de no quedar preñadas a los 483 días de edad. Mientras que las tratadas, por lo menos tres veces, a causa de la enfermedad respiratoria, tuvieron hasta un 34% de probabilidades de no quedar preñadas. En cuanto a la producción de leche, la selección genética fue el factor con mayor impacto.
La investigación demostró solamente qué tanto puede estimarse el rendimiento futuro con las primeras medidas y observaciones. Algunas relaciones pueden investigarse más, como el hecho de si algún alimentador automático incide más que otros sobre el peso corporal. Esto podría deberse a la falta de mantenimiento o vigilancia después de que se realiza la instalación. Responder a esta y otras preguntas puede ayudar a comprender el valor futuro de las becerras en sus primeras etapas y a tomar mejores decisiones de manejo.
La autora es editora asociada de Hoard’s Dairyman
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