Para que los negocios permanezcan saludables deben ser resilientes, y los establos no son la excepción. Eso significa tener la capacidad de adaptarse a circunstancias cambiantes de forma que la operación se mantenga funcionando de forma rentable y fluida. En la industria lechera, a menudo utilizamos ese término en referencia a los cambios en precios de la leche. En agricultura, ser resiliente también significa, cada vez más, ser capaz de responder a los cambios en el ambiente y el clima.
Incluso sin analizar a fondo los patrones del clima, los productores pueden reconocer claramente que los eventos relacionados con el clima se han vuelto más variables en décadas recientes, especialmente en ciertas regiones. “Es algo que se puede ver y comprehender”, dijo Mónica Jean, de la Universidad Estatal de Michigan, educadora especializada en suelo y cosecha. “Luchar para manejar la humedad, o la falta de ella, de forma anual, es definitivamente un problema en agricultura”. La sequía, lluvia extrema, e inundaciones son solamente unas cuantas de las condiciones climáticas que los productores han enfrentado en los últimos años.
En un seminario en línea de la Universidad, Jean habló sobre algunas estrategias que pueden emplear lo productores para volverse más resilientes a estos cambios en el clima. Ya sea que usted requiera asegurar el drenado de agua de lluvia o nieve en el suelo, o conservar la humedad en caso de sequía, es necesario tomarse el tiempo para elaborar un plan. Para los productores de leche, la resiliencia al clima también puede considerar cómo mitigar los efectos del calor, humedad y otras circunstancias sobre los animales. No importa el objetivo, esos planes se verán diferentes en cada establo y en cada parcela.
Para identificar sus vulnerabilidades clave, mire sus registros y vea dónde está invirtiendo mucho dinero para resolver problemas en el establo. Tal vez se esté aplicando demasiado nitrógeno porque hay una pérdida importante. Después de identificar la situación, se pueden buscar posibles soluciones, como el empleo de materia orgánica.
La mayoría de los cambios que puede hacer, serán de adaptación y tendrán un impacto inmediato para evitar que la salud del suelo o los animales continúe deteriorándose. También vale la pena pensar en opciones a largo plazo que pueden ser significativas a medida que avanza el año.
Particularmente en el tema del suelo, todo interactúa como un ciclo, recordó Jean. Por ejemplo, la información de la cosecha no solamente se relaciona con el fertilizante aplicado, también los cultivos madrina o de cobertura tienen un efecto sobre el desempeño del suelo. Estos cultivos pueden utilizarse para muchos propósitos que construyen la resiliencia de la tierra al clima, y también animó a los productores a ser resilientes ellos mismos para introducir este enfoque. No debe permitir que pasen uno o dos años malos para determinar un cambio en las prácticas de salud del suelo, porque tardan en funcionar. Hay una curva de aprendizaje.
En la Universidad Estatal de Michigan están trabajando con las dependencias oficiales para desarrollar una herramienta de evaluación del clima fácil para los productores. La encuesta ya está disponible para agricultores en otras ramas, pero todavía no está disponible para el forraje lechero. Eso será una forma de evaluar de forma integral qué tan preparados están los productores para los cambios en los patrones climáticos. También recomendó buscar grupos de apoyo y asesoría en su región.
La autora es editora asociada de Hoard’s Dairyman.
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