Criamos nuestros reemplazos y generalmente tenemos entre 40 y 60 becerras tomando su leche al mismo tiempo. Normalmente tienen muy buena salud, pero recientemente hemos observado a una media docena de becerras que vomitan o regurgitan consistentemente la leche o un poco de grano con la leche durante el día entre las tomas de alimento. Michigan J.P.
Esto es bastante poco común en cualquier becerra y especialmente en varias al mismo tiempo. A partir de su descripción de leche y grano regurgitado o vomitado, se intuye que estas becerras ya han pasado de las dos semanas de edad. Asumimos que están más cerca de la edad del destete.
La distinción entre vomitar y regurgitar es bastante arbitraria. La rumia, el hecho digestivo que define a un rumiante, es una forma de regurgitación, excepto que el material se mantiene en la boca. El verdadero vómito generalmente involucra un volumen considerable de material. Igual que en los humanos, a menudo es precedido por un periodo de inquietud e incomodidad antes de que el material emerja desde el rumen.
Es excepcionalmente raro en ganado adulto, pero cuando sucede, a menudo se asocia con lesiones del nervio vago, el nervio responsable de la motilidad normal del tracto digestivo. Los casos de peritonitis, como las vacas alambradas (que han ingerido objetos metálicos), pueden dañar el nervio vago y causar esto.
En becerras, la regurgitación entre comidas generalmente será el resultado de una irritación esofágica o lesión en los nervios responsables de coordinar la deglución y el inicio del proceso fisiológico normal de rumia, a medida que la becerra pasa por esa transición. Para solucionar un grupo de casos como este, estaríamos buscando un patrón unificador que sea común a todas las becerras afectadas.
La lesión nerviosa o irritación en animales jóvenes no va a ser por peritonitis, especialmente si se observa de forma simultánea en varios animales como es su caso, es más probable que se trate de infecciones en el oído medio o interno, o bien de infecciones de las vías aéreas inferiores (neumonía).
Una pregunta pertinente sería si hay evidencia de orejas caídas, cabeza ladeada o tono labial deficiente, con babeo, en las becerras afectadas. Todo eso es consistente con una infección del oído medio. Igualmente ¿hay evidencia o historia previa de neumonía? Aunque esta sería una complicación muy inusual, pero posible, de la enfermedad respiratoria.
La irritación esofágica solamente podría ser consecuencia de la alimentación con sonda. Es extremadamente improbable que la dieta de una becerra antes del destete o su ambiente, sean la causa de lesiones traumáticas en el tracto gastrointestinal superior. Desafortunadamente, la forma de suministrar calostro, leche y soluciones de electrolitos ocasionalmente puede ser áspera, produciendo daño en el esófago.
Una última posibilidad que consideramos en casos con deglución anormal es la deficiencia en selenio o vitamina E. Eso es muy poco común actualmente, pero la enfermedad del músculo blanco (deficiencia en selenio), es geográficamente ocurrente en el norte de Estados Unidos y, a menos que las becerras hayan recibido selenio al nacimiento, podría ser preocupante en su caso. Las becerras afectadas a menudo muestran debilidad generalizada y son reticentes a estar paradas por mucho tiempo. Los casos marginales con deficiencias parciales pueden ser más difíciles de diagnosticar.
El autor es profesor en la Universidad de Wisconsin.
PARA TENER LA INFORMACIÓN MÁS ACTUALIZADA, SUSCRIBETE A NUESTRO BOLETÍN, ES GRATIS