No siempre es fácil dejar ir el control y delegar las tareas. Confiar en alguien más para hacer el trabajo puede hacernos dudar si lo hará correctamente, o de acuerdo a nuestras expectativas. Podría ser aún más difícil poner nuestra confianza en algo como, por ejemplo, un pedazo de tecnología.
Lo más importante en un establo lechero es mantener a las vacas sanas, por lo tanto, es razonable que la decisión de utilizar un sistema de monitoreo de salud no deba tomarse a la ligera. Hay varias preguntas por responder: ¿cómo realmente se mide el cambio en el animal? ¿Importan esos cambios? ¿Cómo cambia la salud del hato?
En el seminario en línea de la Universidad de Cornell, Julio Giordano respondió a esas y otras preguntas de varios productores, quienes están considerando cómo integrar esos dispositivos para ahorrar tiempo y mano de obra en sus establos. El conferencista señaló que estos productos se desempeñan bien para detectar cambios biológicos en el animal, indicando enfermedades, independientemente del tipo de aparato seleccionado.
Un estudio de su equipo consiguió detectar a un 93% de las vacas que padecían desplazamiento de abomaso, metritis o indigestión, mediante el uso de monitores de actividad para observar la rumia. En un experimento más reciente, el 84% de los monitores, enviaron una alerta en los primeros siete días de la presentación clínica de la enfermedad, y muchas veces antes.
Los monitores también son un buen indicador de la gravedad de la enfermedad. Si el caso es menos severo, el cambio en los parámetros será moderado. Las alertas serán más evidentes si la vaca está enfrentando varios problemas de salud.
Giordano también explicó una prueba aleatoria que hizo, donde las vacas fueron evaluadas por examen clínico o con monitor de actividad. El examen clínico se realizó diariamente en los primeros 10 días en leche (DEL), además de las pesadas de leche y observación visual. A partir del décimo día y hasta el 21, solamente hubo observación visual y pesadas de leche. Otro grupo de vacas utilizó la calificación de salud de los monitores de actividad y las pesadas de leche (además de observación visual para tener una red de seguridad).
Al final, los monitores identificaron el mismo número de vacas que necesitaban atención, o algunas menos. Sin embargo, ningún caso realmente importante quedó excluido de la identificación de los dispositivos. Entre los dos grupos, no hubo diferencia en vacas vendidas o desechadas a los 60 DEL, producción de leche a los primeros 150 DEL, o desempeño reproductivo. Aún es necesaria cierta observación visual, pero el profesor afirmó que el sistema hace su trabajo.
Esta información puede ayudarle a decidir cómo podría incorporar monitores automáticos en su establo. Hay tres opciones comunes en los establos.
Esta información puede ayudarle a decidir cómo podría incorporar monitores automáticos en su establo. Hay tres opciones comunes en los establos.
• Utilizar las alertas automáticas como una ayuda adicional para identificar a las vacas enfermas, además de la revisión, las pesadas de leche y observación. En este caso, las alertas no dictan qué vacas se deben evaluar, pero añaden más información. Esta opción no reduce el número de vacas que se deben revisar, pero podría mejorar la precisión del diagnóstico.
• Generar listas de evaluación solamente con base en las alertas automáticas. En este caso se puede ir de una lista muy larga de vacas a una muy corta. Depende del sistema, podría pasar por alto vacas que se beneficiarían de la atención.
• Utilizar una combinación de alertas y observación. Giordano aconseja enfocarse en las alertas al comienzo de la lactancia. Aun así, el uso de la observación es necesario porque los monitores podrían no captar todo.
El sistema que adopte, depende de su nivel de confianza en el sistema, reconoció Giordano. También de la disponibilidad de mano de obra o instalaciones. Alterar uno de los trabajos esenciales en un establo puede requerir ajustes, pero en el caso de los monitores automáticos, el cambio le ayudará a emplear sus activos más valiosos de forma más eficiente.
La autora es editora asociada de Hoard’s Dairyman
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