En los últimos dos años, hemos tenido un brote de lo que parece ser “ojo rosado” durante el invierno. Los casos se han dado en el grupo de vaquillas preñadas. Están alojadas en interiores, y no hay moscas en esa época del año en Wisconsin. Ya les dimos antibiótico y parece haber ayudado, pero algunas se pusieron muy mal. ¿Se trata realmente de “ojo rosado”?
Wisconsin B.G.
Como muchos lectores habrán experimentado, el ojo rosado puede ser muy molesto para los productores, y extremadamente doloroso para los animales. En las vaquillas, tenemos un mayor número de tratamientos posibles y, en general, son mejores a los utilizados en vacas en producción. Los estudios realizados han identificado a los antibióticos de aplicación intramuscular o subcutánea como los mejores tratamientos. Sin embargo, algunos no están permitidos en vacas en producción o bien, dejan residuos excesivos.
El término “ojo rosado” tiende a utilizarse de forma generalizada para describir cualquier caso de inflamación ocular dolorosa en el ganado, que afecta a varios animales dentro de un grupo. El nombre técnico es queratoconjuntivitis infecciosa bovina, pero por razones obvias, nadie prefiere decir ese término varias veces en una conversación o pronunciarlo rápidamente.
Durante décadas, la causa se ha considerado la bacteria de la especie Moraxella bovis. Las moscas, radiación UV, y trauma sufrido en la superficie del ojo debido a plantas, aristas del pasto, etcétera, permiten a las bacterias colonizar la superficie del ojo, y elaborar las toxinas específicas que dañan el tejido.
A menudo, el ojo rosado se ha asociado al pastoreo y, por lo tanto, con la temporada de verano, en parte por el papel de los insectos y la luz solar en el desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, muchos productores y veterinarios han encontrado casos individuales y brotes de ojo rosado en los meses de invierno. Eso eleva la posibilidad de que haya otros agentes infecciosos involucrados. La irritación proveniente del polvo o del material de cama nuevo, particularmente cuando se añade con los animales presentes en el corral, podría estar facilitando la infección. Colocar el material de cama cuando los animales están presentes, puede contribuir a la infección de forma importante, especialmente con los animales jóvenes, que están más cerca del suelo debido a su estatura.
Mycoplasma, rinotraqueitis infecciosa bovina (IRB, un virus del herpes), Listeria, y otras especies bacterianas (incluyendo otra especie de Moraxella, conocida como Moraxella bovoculi) también pueden estar relacionadas con el ojo rosado en el ganado. Si no se realiza un análisis de laboratorio, será difícil saber cuál de estos agentes potenciales está involucrado en este problema, poco común por su aparición durante el invierno.
Algunos elementos adicionales pueden observarse en un examen veterinario realizado detalladamente. La presencia o ausencia de otros signos de enfermedad, asociados con los agentes mencionados anteriormente, puede ayudar a reducir las causas probables. Por ejemplo, Listeria también causa enfermedad neurológica en el ganado de la edad descrita. Mycoplasma e IRB, se relacionan con neumonía, mientras que Moraxella spp. solamente causará enfermedad ocular.
Ninguna explicación sobre el ojo rosado estaría completa sin mencionar las vacunas. Existen vacunas comerciales contra Moraxella bovis y Moraxella bovoculi. En algunos establos han utilizado vacunas autógenas, elaboradas por laboratorios comerciales, bajo pedido del veterinario, utilizando un cultivo obtenido a partir de casos observados durante varios años, con resultados variables. Si va a utilizar una vacuna, será probablemente más efectiva si la administra antes de cualquier incidencia estacional de la enfermedad, en lugar de hacerlo a mitad de la temporada, o peor todavía, inmediatamente después del brote.
Se recomienda tomar muestras para análisis de laboratorio, especialmente de los ojos con una infección aguda, cuando el brote se presenta de forma inusual. Eso ayudará a orientar las decisiones de tratamiento y el uso de vacunas, así como la calendarización de su administración.
El autor es profesor de la Universidad de Wisconsin
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