Durante mucho tiempo, los animales lecheros han formado parte de la cadena de suministro de carne. En años recientes, los productores de leche han dado un paso adelante en la calidad de sus contribuciones, al utilizar toros de carne para inseminar una parte de sus hatos. El año pasado se elevaron nuevamente las ventas de semen de carne, alcanzando el récord de 22 millones de unidades vendidas, y como la Asociación Nacional de Criadores de Estados Unidos reportó que el uso de semen de carne en animales de carne había disminuido en un 2%, podemos concluir que la mayoría de esas inseminaciones fueron para crear becerros lecheros cruzados.
Para los consumidores, la carne de las cruzas ofrece suavidad, jugosidad y sabor, minimizando o eliminando algunos de los problemas de las canales lecheras, según describió Blake Foraker del Tecnológico de Texas en la convención anual “Connect”. El problema específico que señaló fue el oscurecimiento de la carne. Si una pieza de carne se ha oscurecido en un 20%, los consumidores ya no la quieren. La carne de animales lecheros puros llega a ese punto unas 24 horas antes que cuando se trata de carne de cruzas, por lo tanto, esta última tiene una vida de anaquel más larga.
Desde la perspectiva del productor de leche, los cruzamientos producen animales más valiosos al nacimiento, y permiten a los establos una utilización más eficiente de todos sus recursos para crear productos nutritivos. Durante un panel de discusión, Katie Martin DiGangi resumió, “Podemos hacer un producto más rentable utilizando nuestra peor genética”.
Los establos de la familia DiGangi, en Wisconsin y Tejas, son solamente dos ejemplos del número creciente de operaciones lecheras que están afinando sus estrategias de carne sobre leche, no solamente para tener a las vacas preñadas, sino también para capitalizar un producto de carne valioso. Los DiGangi crían a becerros cruza con Angus hasta que alcanzan los 180 kg y los venden, pero una de sus metas a largo plazo es tener un rancho para criar a esos animales, compartió DiGangi.
Ese ya es el caso de Riverview LLP, que opera ranchos de carne para criar a sus cruzas, e incluso pretende tener sus propios toros, explicó el director de genética del establo, Dustin Hollermann. Los datos de la canal, entre otros rubros, les ayudará a decidir cuáles toros podrán utilizar como sementales.
Según el panel de expertos, que incluía desde productores hasta un consultor genético, este panorama de relaciones entre la producción de leche y el sector de carne, seguirá evolucionando. Las asociaciones entre las dos industrias, así como la especialización de cada una de ellas, es algo que se verá en los próximos años, dijo Foraker. Permitirá a los criadores de carne reemplazar a becerros Holstein puros con animales cruzados, que a menudo les ofrecen la misma ganancia que sus animales de carne. Y aunque Foraker señaló que la industria de carne en Estados Unidos probablemente no se ajustará pronto a una integración vertical, sí obtendrá beneficios como la trazabilidad.
Por su parte, Hollerman dijo que están esforzándose para asociarse o por lo menos influir en las distintas partes de la cadena de carne. DiGangi estuvo de acuerdo y señaló que las asociaciones serán la clave. “Ambos estamos produciendo una proteína y tenemos al mismo consumidor”, comentó al hablar de la industria de carne y leche.
El semen de carne fue una herramienta transformadora para los establos lecheros hace tan solo una década. Ahora, los animales cruzados y las sociedades con productores de carne pueden generar el mismo impacto en la industria.
La autora es editora asociada de Hoard’s Dairyman.
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