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El valor detrás de su análisis de forraje

por Gonzalo Ferreira


¿Se siente abrumado por la cantidad de información proporcionada en el reporte del análisis de forraje? Interpretar esos informes puede ser complicado y tedioso. Incluso, los productores podrían cuestionarse sobre si realmente necesitan todos esos indicadores… y probablemente estén en lo correcto. Desde mi experiencia, hay tres usos principales de los reportes de análisis de forraje. Se trata del balanceo de la ración, precio del forraje y evaluaciones comparativas.

Detalles para la ración

Hay por lo menos tres piezas críticas de información necesarias para balancear una ración: los requerimientos del animal, los nutrientes suministrados por los ingredientes, y las interacciones entre distintos nutrientes o ingredientes. En este ámbito, los nutricionistas emplearán la mayoría de los parámetros obtenidos en el análisis de forraje para balancear raciones.

Por ejemplo, las concentraciones de proteína cruda insoluble (PCI) reportadas en los análisis de fibra (detergente neutro o detergente ácido, PCIDN o PCIDA) se utilizan dentro del programa de formulación de raciones, para determinar el suministro de proteína metabolizable de la ración. Del mismo modo, la tasa de digestión de la fibra (kd) y la proporción de fibra no degradable (también conocida como FDNnd) se utilizan en el programa para determinar la cantidad de energía en la ración. Así que, más que ninguna otra cosa, gran parte de la información obtenida a partir de un análisis de forraje se empleará en un programa computacional.

Evaluaciones de calidad

A diferencia de la formulación de raciones, se requieren pocos parámetros para ponerle precio a los forrajes, y el número de variables dependerá del tipo de forraje. Por ejemplo, las Orientaciones para Calidad del Heno del Departamento de Agricultura de Estados Unidos solamente utilizan unos cuantos parámetros de calidad para clasificar el heno de alfalfa. Se trata de las concentraciones de fibra detergente neutro (FDN), fibra detergente ácido (FDA) y proteína cruda (PC). A partir de ahí, calculan un valor de forraje relativo, utilizando la FDN y FDA. Incluso se simplifica todavía más porque las orientaciones emplean solamente la concentración de PC para clasificar el heno de pasto.

En el caso del ensilado de maíz, la concentración de almidón y el procesado del ensilado podrían utilizarse como parámetros adicionales para determinar su precio. La meta es que la utilización del reporte sea mucho más simple cuando únicamente está buscando ponerle precio al forraje.

Finalmente, la evaluación comparativa es otro uso posible de los análisis de forraje. En este sentido, los forrajes pueden compararse entre establos o dentro de un mismo establo. Para mí, este último puede ser bastante útil para evaluar la evolución de las prácticas antes y después de la cosecha, a lo largo de los años. En este punto, hay ciertos parámetros útiles, como el pH o las concentraciones de ácido láctico, ácido acético o etanol, que describen las características de fermentación del forraje (en este caso, ensilado).

En resumen, se le pueden dar diferentes usos a los análisis de forraje. Lo cierto es que los nutricionistas los necesitan para balancear raciones más adecuadas que cubran los requerimientos del hato y aseguren la sostenibilidad del establo.

Por lo tanto, no se sienta intimidado por la información abrumadora contenida en un reporte de análisis de forraje, y no dude en analizar sus forrajes.

El autor es profesor en el Tecnológico de Virginia.


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