Generalmente es suficiente echar un vistazo rápido para distinguir entre el calostro y la leche. La consistencia y el color del calostro son características inconfundibles. Sin embargo, sabemos que esta primera secreción de la glándula mamaria difiere de la leche en más aspectos que los apreciados a simple vista.
Durante un seminario en línea de la Universidad de Cornell intitulado “Manejo del calostro: ¿Qué factores nutricionales y de manejo en el establo se asocian con su producción y calidad?”, el estudiante de doctorado Trent Westhoff recapituló algunas de las cualidades que hacen al calostro una herramienta importante para incrementar la salud de la becerra.
Explicó que el calostro contine un 76% agua, por lo tanto, menos que la leche. Eso se debe en gran parte a su mayor cantidad de sólidos. Si bien el nivel de grasa en el calostro está entre el 5% y 7%, la mayor parte del incremento se debe a la proteína. El calostro contiene cerca de un 14% de proteína constituida por caseína, albúmina e inmunoglobulinas.
La inmunoglobulina G (IgG) es la principal en el calostro, señaló. Aunque también contiene IgA e IgM, la industria lechera generalmente utiliza la IgG como medida de calidad. Después de alimentar a la becerra, el establo puede medir el éxito de la transferencia de IgG del calostro a la becerra mediante una muestra de sangre.
La IgG comienza a entrar a la glándula mamaria cuatro semanas antes del parto. El nivel aumenta lentamente durante el periodo anterior al parto, hasta una semana antes del parto, cuando hay una inducción rápida de IgG en la glándula mamaria. El nivel llegará a su punto más alto alrededor del parto y, a partir de ahí, declinará lentamente a medida que la vaca comience a producir leche. La leche obtenida durante ese periodo se denomina adecuadamente leche de transición.
El resto del contenido en el calostro está compuesto de minerales (cerca de un 1%) y una fracción más pequeña de “otros” elementos. Esa porción incluye micronutrientes, hormonas, células inmunes, enzimas, ARN microbiano, y mucho más. Westhoff indica que es un área oportuna de investigación porque todavía no conocemos la importancia de esos factores.
Si nos damos cuenta del valor del calostro, evaluaremos las prácticas del suministro y del periodo predestete en general, para seguir mejorando la salud de las becerras. Casi el 34% de las becerras se enferman durante el periodo anterior al destete y el 5% mueren, eso es una señal de que los protocolos sobre manejo de calostro deben mejorar.
“El calostro es un componente importante en la vida de la becerra, y contiene muchos factores más allá de la IgG”, enfatizó Westhoff. “Si podemos cosechar calostro de alta calidad y dárselo a la becerra, la estamos preparando para una buena vida”. concluyó el experto.
La autora es editora asociada senior de Hoard’s Dairyman.
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