En el último mes, parieron cuatro vacas, produciendo calostro con trazas de sangre, o con un color amarillento-rojizo, en los cuatro cuartos. Tres eran vaquillas de primera lactancia y la otra una vaca de segunda lactancia. Una de las primerizas tuvo un becerro nacido muerto, pero las otras crías están bien.
Ninguna de las madres se ve enferma, pero su ubre no creció mucho. ¿Debemos preocuparnos? ¿Hay algún análisis que se deba hacer?
Florida J.P.
Seguramente, las trazas de sangre en la leche de vacas recién paridas, es una experiencia bastante común para nuestros lectores. La aparición de “leche rosa” en los primeros días de lactancia de uno, o tal vez, dos cuartos, especialmente en vacas adultas, es un signo familiar que generalmente desaparece después de algunos ordeños. Es muy poco frecuente que la pérdida de sangre sea significativa, pero ocasionalmente persiste, llevándonos a dejar “descansar” ese o esos cuartos hasta que se detenga la hemorragia.
A pesar de obtener un resultado positivo en la Prueba de California, por la presencia de sangre, estos no son verdaderos casos de mastitis si no hay otros signos de infección en el cuarto o en la vaca. Es decir, un cuarto sano está suave al tacto y no presenta dolor, tampoco hay fiebre o pérdida de apetito.
Por otro lado, es más preocupante la descripción que proporciona, con varios animales afectados y todos los cuartos involucrados, así como el problema adicional de un nacido muerto. Lo más temible sería la probabilidad de leptospirosis. Hay varias especies del género Leptospira (llamadas serovariedades o serovares) que pueden infectar al ganado, causando problemas reproductivos y mastitis.
Cuando las vaquillas preñadas o las vacas secas adultas se infectan, no se observan consecuencias agudas en términos de secreciones mamarias. Las consecuencias reproductivas dependerán del estado inmune del individuo, algunos podrán continuar con la preñez sin presentar problemas, mientras que otros podrían abortar. El aborto es más probable en animales jóvenes y no vacunados, o bien que no han sido expuestos previamente al microorganismo.
A nivel de la glándula mamaria, el ganado presenta varios signos, dependiendo de su nivel de inmunidad, puede haber sólo caída de leche con secreciones normales, o mastitis con sangre en los cuatro cuartos. Su descripción de baja producción y calostro anormal coincide con la patología.
Sin embargo, la mastitis por Leptospira generalmente es autolimitante y no requiere tratamiento, llegando a resolverse en el plazo de una semana a diez días. Le recomendamos analizar a los animales, incluidas las becerras, especialmente si son reemplazos.
Hay una variedad de Leptosira que se adapta al ganado, dejando a las vacas infectadas de por vida. Es importante identificar si se trata de ese microorganismo para desarrollar estrategias de prevención y vacunación, aunque otras variedades también pueden ser problemáticas, causando problemas de salud tanto en bovinos como en humanos.
Una buena selección e interpretación de la prueba diagnóstica le permitirá hacer un plan de vacunación y tomar decisiones de desecho. Su descripción es una señal de alerta y le aconsejamos hacer los análisis lo más pronto posible.
El autor es profesor de la Universidad de Wisconsin.
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