El otoño siempre trae consigo más casos de cojeras en los hatos lecheros. De forma anecdótica, podría estar relacionado con los largos días de verano, debido a que las vacas pasan más tiempo de pie, o bien, por un ambiente de mayor humedad en general, debido a los aspersores utilizados para enfriarlas. Incluso en instalaciones sin aspersores y sin sistemas de enfriamiento, los problemas en las pezuñas pueden aumentar debido a la presión de las moscas y el calor, que obliga a las vacas a pasar más tiempo de pie.
Cualquiera que sea el caso, Jason Hartschuh, extensionista de la Universidad Estatal de Ohio, sugiere que las cojeras pueden prevenirse con una planificación cuidadosa y las herramientas adecuadas.
El especialista detalló sus tres claves para una buena salud podal en una reciente edición del boletín Buckeye Dairy News.
“Las prácticas de higiene en el establo, como el recorte preventivo de pezuñas y la limpieza regular de los pasillos, son críticas para la salud de las pezuñas, pero estas prácticas también deben incluir el uso regular de un pediluvio con desinfectante para controlar la pododermatitis infecciosa y la dermatitis digital,” explicó.
Recorte y limpieza regulares
Los especialistas de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Wisconsin, recomiendan el recorte preventivo cada cuatro a seis meses. En animales de alto riesgo, los veterinarios sugieren recortar o al menos inspeccionar las pezuñas de esas vacas cada tres a cuatro meses. Idealmente, las pezuñas de vacas en lactancia deberían ser recortadas en algún momento entre los primeros 60 a 150 días en leche y nuevamente antes del secado.
En cuanto a la limpieza regular de corrales y pasillos, sugerida por Hartschuh, depende de la instalación. Recomienda limpiar dos a tres veces al día si es posible, siendo lo ideal una limpieza continua mediante un sistema de raspado mecánico.
El último componente crítico para la salud podal del hato, según Hartschuh, es el uso adecuado y el mantenimiento correcto de los pediluvios.
“El pediluvio debe tener una longitud mínima de 3 metros,” detalló. “La profundidad de la solución en el pediluvio debe ser de 10 cm.”
Además, recomendó un pediluvio de 60 cm de ancho con paredes sólidas que se eleven al menos 90 cm en cada lado. Asimismo, aconsejó implementar un lado que pueda retirarse en caso de que una vaca se caiga. Al considerar la frecuencia de uso del pediluvio, Hartschuh sugirió tres veces por semana, con la solución siendo eficaz para 150 a 350 pasos de vacas.
La solución adecuada
Finalmente, Hartschuh discutió las opciones de solución para el pediluvio.
“El sulfato de cobre es la mejor opción debido a sus propiedades antibacterianas y al efecto endurecedor de la pezuña, con un costo de aproximadamente 42 dólares por vaca al año, usándolo cuatro veces por semana,” explicó. “El formaldehído también mata bacterias y endurece la pezuña. Las concentraciones de tratamiento de formaldehído deben mantenerse entre el 3% y el 5%, con precaución de no superar el 5% debido al riesgo de quemaduras químicas.”
“El sulfato de zinc es eficaz en el control de la dermatitis digital a una concentración de 5% a 20% de sulfato de zinc,” continuó.
Con esas opciones en mente, Hartschuh recordó a los lectores elegir la que mejor se adapte a los objetivos del establo.
“El uso adecuado de los pediluvios ayudará a mantener a las vacas caminando hacia el comedero y la sala de ordeño,” concluyó.
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