Cualquiera que se haya cruzado con otra persona, es decir, todos nosotros, seguramente ha reconocido que las actitudes de los demás influyen sobre quienes les rodean, aunque sea brevemente. Trabajar con alguien que está desahogando sus frustraciones puede ser tan desalentador como estar cerca de una persona con una mentalidad positiva puede ser alentador.
Además de cómo nuestra actitud afecta a las personas que nos rodean, los investigadores en el ámbito lechero han comenzado a reconocer que la actitud de un productor o de un empleado del establo, también afecta a los animales con los que trabaja.
Un estudio innovador sobre este tema fue llevado a cabo en 2019, por un grupo de investigadores en Noruega. Primero encuestaron a productores sobre áreas que incluían su percepción de calidad de vida, condiciones laborales, estado de salud mental, división del trabajo en el establo e ingresos, recibiendo más de 900 respuestas. Del total de encuestados, el 85% eran hombres y el 15% eran mujeres. La edad promedio era de 48 años, con edades que variaban entre 22 y 78.
Los investigadores también evaluaron el bienestar del ganado en esos establos. Lo hicieron analizando varios factores, relacionados con producción de leche, longevidad, enfermedades y fertilidad, que la Organización Mundial de Sanidad Animal ha definido como aspectos que contribuyen a que los animales se mantengan saludables, cómodos, bien alimentados, seguros, capaces de expresar su comportamiento innato y sin sufrimiento.
Se utilizaron modelos estadísticos para identificar relaciones entre el rendimiento de las vacas y el bienestar de los productores. Se encontró una correlación fuerte entre las vacas que tenían altos niveles de bienestar y aquellas personas que reportaron mayores niveles de satisfacción laboral y optimismo. En otras palabras, la perspectiva positiva de un ser humano marcaba una diferencia en los animales que manejaba.
De manera similar, hubo una relación entre los encuestados que reportaron más angustia mental y sus vacas mostrando menores indicios de bienestar. Cuando hacemos un mejor trabajo cuidando de nosotros mismos, quienes nos rodean también mejoran, y eso parece extenderse a los animales a nuestro cuidado.
Esto tiene sentido si consideramos cómo responden las vacas a diferentes entornos laborales. Si estamos calmados y utilizamos un manejo de bajo estrés al llevar vacas al ordeño, por ejemplo, es más probable que se ordeñen completamente. Por otro lado, muchos encargados probablemente han tenido experiencias frustrantes al intentar mover animales y saben que enojarse típicamente causa más caos, ya que los animales absorben ese estrés.
La producción lechera no es una ocupación de bajo estrés, y es raro encontrar a alguien que pueda comenzar cada día sintiéndose optimista. En su artículo, los noruegos describieron que una mejor comprensión de cómo la actitud humana afecta a los animales que nos rodean, también es importante para quienes trabajan con productores y encargados de establos, enfatizando que deberían prestar atención a las necesidades de sus clientes humanos tanto como a las de las vacas. El estrés también se asoció con la soledad, por lo que reforzar las redes sociales puede marcar la diferencia en cómo vemos el mundo y nuestro papel en él.
Para muchas personas, trabajar con animales puede ser terapéutico en sí mismo. En última instancia, esta investigación destaca que el bienestar de cada uno importa para los demás: productores, familia, empleados y animales. Ayudar a los productores a mantener el optimismo en su negocio es una victoria tanto para su éxito futuro como para el bienestar de los animales que cuidan.
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