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¿Estamos pasando por alto el valor energético de la ración?

por Steve Martin


En algunos restaurantes de comida rápida, cuando revisamos el menú empotrado en la pared y estamos decidiendo entre el combo 1 o 6, a veces vemos un número pequeño al lado de cada opción disponible. Nos indican el número total de calorías para ese alimento o platillo.

En los Estados Unidos es obligatorio desde 2018 para todos los restaurantes que cuentan con 20 o más sucursales. Los establecimientos más pequeños, que ofrecen el mismo tipo de comida alta en grasas, probablemente no tienen un nutricionista registrado y quedan libres de esa restricción. De esa forma, la cuenta calórica para el pollo frito del menú del día más el postre elegido, permanecerá en las penumbras de la ignorancia.

Estamos muy familiarizados con las calorías en la nutrición humana, las contamos y tratamos de quemarlas para mantenernos sanos. En la nutrición humana, pensamos principalmente sobre la cuenta de calorías totales y no pensamos mucho sobre la diferencia entre los requerimientos para un jugador profesional o gimnasta que podría tener un 150% de variación en peso corporal. En nutrición animal, le damos a la energía un denominador. Puede ser el peso del animal o en la mayoría de las estrategias de balanceo de raciones, la cantidad de alimento ingerido.

Cuando mi papá tomó la clase de nutrición en la universidad, a comienzos de los 60, el valor energético utilizado era el total de nutrientes digestibles (TND). Aunque este concepto tiene el mérito de describir la cantidad de una ración que será digerida, no llega a determinar cómo y para qué se utilizará la energía.

La introducción de energía digestible (ED), energía metabolizable (EM) y energía neta (EN) o energía neta de lactancia (ENL) ofreció un conjunto de herramientas mucho mejor para formular raciones. Uno podría darse a la tarea de medir muchas cosas a partir del estiércol la orina, el metano, e incluso el cambio en temperatura, y conseguir finalmente un valor real.

Hoy día, si mira un balance de ración o análisis de forraje, gran parte de esa ciencia está convenientemente resumida para usted en un simple cuadro. La meta es describir la energía de un ingrediente o ración. Se requiere energía para mantener a un animal y producir carne, hacer crecer al feto y dar leche.

Gran parte de las investigaciones al respecto nos llevan al trabajo realizado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos en el establo experimental de Beltsville, Maryland, justo a la salida de la capital del país. Visité ese establo cuando estaba en la universidad, llevando un tráiler hasta Auburn, Alabama para recoger unos cerdos. Estos cerdos eran especiales porque implicaban conocimiento genético construido durante años de cuidadosas investigaciones y cruzamientos. Eso sucedió en 1987, antes de la era genómica.

A medida que nuestro campo pasó de TND a ENL siguió modelos dinámicos más complicados, el TND quedó completamente atrás. Y para algunos nutricionistas, la ENL ha perdido su brillo. Algunos dirían que es solamente un resultado predicho y de todas formas no podemos realmente balancearlo, solamente podemos formular para almidón, otros carbohidratos y las distintas formas de grasa. De esa forma, la ENL será más como un resultado, en lugar de un plan. Yo he visto eso siempre de diferente manera. Formulo para un valor meta de energía y creo que eso es importante.

En los modelos actuales, podemos dirigir componentes de nutrientes como almidón, varias fracciones de fibra y ácidos grasos. Sin embargo, yo también quiero ver cuál es la mejor forma y la más económica de alcanzar un objetivo de ENL con base en una concentración de ingredientes determinada. En un corral de altas productoras, por ejemplo, podría haber vacas grandes comiendo 30 kg de materia seca y vacas pequeñas comiendo solamente 25 kg. Pero, desde mi forma de balancear, lo que me importa es que alcancen la ENL, o quizás 174 megacalorías por kg, mientras mantengo suficiente forraje bajo en energía, para que las vacas estén saludables y mi cliente feliz con el resultado de grasa en la leche.

Las fuentes de energía pueden variar

La mejor ración puede variar, debido a la economía, pero aún deberá alcanzarse la ENL. Si la grasa de sobrepaso está muy cara, como pasa actualmente, quizás una ración con más almidón podría ser la mejor solución. Igualmente, si los forrajes no son suficientes o muy caros, una dieta con menos forraje y más fibra digestible proveniente de subproductos de grano podría disminuir, en parte, la necesidad tanto de almidón como de grasa añadida para alcanzar la meta de 174 ENL.

No estoy seguro si todas las opciones y enfoque que ordinariamente considero pasarían la prueba en el laboratorio de Beltsville. Utilizo cosas básicas descubiertas ahí para investigar constantemente la forma más efectiva, en términos de costo:beneficio, para maximizar la ingestión de energía.

No podemos olvidar afinar el lado de la proteína en la dieta, así como asegurar una buena ingestión de forraje. Nunca queremos felicitarnos por conseguir un alto nivel de energía mientras suministramos una cantidad inadecuada de forraje. El nivel de energía y forraje son de importancia crítica. La energía es el combustible que hace avanzar todo. El forraje mantiene a las vacas saludables. La mejor ración tendrá la cantidad correcta de ambas.

El autor es fundador de DNMCmilk, una compañía que trabaja con productores de leche en varios estados del Oeste norteamericano.

Si desea saber más sobre el equilibrio entre la fibra y el almidón no se pierda el artículo de Rick Grant, presidente del Instituto Miner, “Almidón alto y fibra baja son dinamita para la grasa de la leche” en el número de marzo de Hoard’s Dairyman en español. Disponible en pdf digital, acceso online y revista impresa.



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